viernes, 4 de enero de 2013

Herzen sobre la opinión publica en Rusia. Resumen de “Literatura y la opinión pública después del 14 de diciembre de 1825”.



Herzen sobre la opinión publica en Rusia. Resumen de “Literatura y la opinión pública después del 14 de diciembre de 1825”.



http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/1/12/Alexander_Herzen_7.jpg En lo particular es de suma importancia  traer a recuerdo  las observaciones de Herzen sobre la opinión pública. Herzen fue uno de los escritores que dio abiertamente un panorama de la importancia del trabajo literario y escrito  en su país, ya que a diferencia de los demás países europeos,  las libertades políticas y sociales estaban muy limitadas para la sociedad. Y porque, para poder desarrollar su trabajo propagandístico, tuvo que hacerlo desde el extranjero, dadas las condiciones limitadas en que se encontraban los escritores que decidían quedarse dentro de Rusia. Herzen fue uno de los primeros escritores que pudo, a través de su trabajo en el extranjero, publicar opiniones sobre la situación rusa  que verdaderamente reflejaban las inquietudes del que escribía,   y en donde podía expresar abiertamente sus opiniones sobre el sistema político,  sobre los campesinos, y sobre los primeros movimientos que surgían a raíz del movimiento decembrista.  Trato, para las condiciones en que se encontraban los escritores de la época, de no caer en manos de la misma censura. 

Después de los acontecimientos del 14 de diciembre de 1825 en Rusia,  las libertades tanto políticas como sociales y culturales serán limitadas paulatinamente por el gobierno del zar. Se trata de las rebeliones campesinas que tenían como fin la abolición de la servidumbre, la libertad política del campesino, la distribución de la tierra y, en general, la necesidad de librarse de un peso que la nobleza ya no podía seguir cargando. La nobleza no solo apoyó desde sus inicios este movimiento sino que lo llevó hasta sus últimas consecuencias. La nobleza fue aquella parte de la sociedad que empezó, dirigió  y dio fin a este movimiento campesino.
El gobierno de este periodo, encabezado por el zar  Nicolás I, crearía sobre la vida política,  y en especial sobre la opinión pública,  un ambiente puramente despótico. Al principio dirigido contra los iniciadores del movimiento y, posteriormente, contra todo aquel que se le ocurriera opinar sobre  dicha situación.  Todo aquel comprende  desde estudiantes, escritores,  hasta aquellos que ocupaban importantes cargos  en su administración. Tales eran las bases sobre las que se formaría la opinión pública de aquel periodo,  siempre por la firmeza de quienes de atrevían a opinar. La reacción que caería sobre aquella parte de la población que se encontraba  ajena materialmente a la situación, es decir, a las clases más bajas,  debió haber sido todavía mayor. Herzen  comenta  cuál era el ambiente que se vivía en aquel periodo en el que el despotismo empezó a hacer acto de presencia en las capas altas de la administración:  
“La guardia participó entonces de la situación de la aristocracia, los mejores oficiales estaban exiliados, otros abandonaron el servicio por no poder soportar el tono grosero  e impertinente introducido por Nicolás. Los lugares  vacíos se iban llenado con soldados o ayudantes de cuartel y picadero. Los oficiales decayeron en la estima de la sociedad y la sotana se puso a la cabeza. (…) El cuartel y la cancillería se habían transformado en los puntales de la ciencia política de Nicolás. (…) Pobreza de pensamiento gubernamental, prosaico absolutismo y despreciable trivialidad: la forma más simple y más brutal del despotismo.”
Nicolás I había creado una oficina de espionaje –la Tercera Sección-  dirigida contra todos aquellos que tomaban la iniciativa de publicar sus opiniones en revistas o periódicos independientes. Aunque también aquellos que tenían el permiso de  la censura, no estaban del todo exentos a ser suspendidos.  En aquella época  la tercera sección de la policía era la encargada de llevar a cabo estas acciones. En la mayoría de las veces sus acusados eran estudiantes o escritores. “Frente a esa oficina o tribunal –formado por el conde Benkendorf, y con la cual se metía  en todo lo relativo a la vida pública- la civilización aparecía a veces representada en la persona de algún literato o estudiante al que se exiliaba o encerraba en la fortaleza y que bien pronto era remplazado   por otro”.
Las nuevas generaciones que habían tomado la decisión de opinar sobre la situación de su país, ante estas circunstancias, tuvieron que trabajar de forma oculta o secreta a las autoridades del gobierno del zar. Aunque el pueblo se mantenía alejado de la esfera pública no significaba que no tuviera conciencia de su propia situación, principalmente porque  en la vida campesina, en donde los trabajadores se encontraban bajo el régimen de servidumbre, se comienzan a introducir  cambios en  su organización.  “la injusticia  de la servidumbre y el latrocinio de los funcionarios públicos  se le vuelven cada vez más insoportables. El gobierno ha perturbado la calma de la comuna (obshina) con la organización forzada  de los trabajos”. Se introduce  la policía  rural en las comunidades, lo que había provocado, paralelamente,  la presencia de insurrecciones, como  expresión de  desacuerdo con los  nuevos cambios. “los procesos contra incendiarios, asesinos de señores e insurrecciones de campesinos, aumentaron en gran proporción. La inmensa población de disidentes protesta. Explotada, oprimida por el clero y la policía, está bien lejos de aliarse al gobierno”.  Pero Herzen menciona que estas insurrecciones de los campesinos no se comunicaban abiertamente a toda la  sociedad,  solo unos cuantos sabían de la existencia del problema y en general todo el pueblo quedaba ignorante  ante la ola de masacres a los campesinos  insurrectos. Herzen dice: “Poca gente sabe lo que ocurre debajo del manto con que el gobierno  recubre los cadáveres, las manchas de sangre,  las ejecuciones militares, diciendo con hipocresía que no hay no sangre ni cadáveres. ¿Qué sabemos de los incendiarios  de Simbirsk, de la masacre de  los señores organizada simultáneamente por  un grupo de poblaciones; qué de los levantamientos parciales que han estallado cuando se introdujo la nueva administración con Kiselev; qué  de las insurrecciones de Kazan, de Viatka, de Tambov, donde ha habido necesidad de recurrir a cañones?”. Estos levantamientos que quedaron desconocidos por la población fueron llevados a cabo por las capas más bajas de la nobleza. Pero de lo que hay que rescatar de estas experiencias, dice Herzen, es el papel que ha de jugar la opinión pública: “como toda forma de educación, la propaganda tiene poco brillo cuando no puede mostrarse ostensiblemente”. 

Herzen le daba una importancia a la difusión de la información, a la comunicación   por medio  escrito, aunque esto tuviera  que enfrentar a los escritores, estudiantes, con las autoridades que se encargaban de acallarlos. La opinión pública tenía la tarea de introducir  en el escenario político   los intereses de las clases más bajas. Y esta era una terea que tenían que cumplir, según Herzen, las personas más capaces y preparadas de Rusia de  aquella época.
La literatura pasará a tener un papel  muy importante a causa  de la actitud que toma el gobierno del zar frente a  los acontecimientos  del 12 de diciembre, que reflejan un malestar político,  influirá y penetrara en la sociedad aún más fuerte que en tiempos anteriores.  Tendrá un tono liberal y propagandístico, siempre en la medida en que la censura se lo permita. Por la nueva importancia que toma la literatura, ésta hará que la educación y la lectura en general pasen a ser un centro de atracción muy fuerte e intenso para el pueblo: “la sed de instrucción se apropia de toda la nueva generación, las escuelas civiles o militares, los gimnasios, los liceos, se atestan de alumnos.” Generalmente se trata de hijos de padres pobres  y donde más se puede observar esta “sed de instrucción” es en la Universidad de Moscú: “el emperador la detesta, la mira con malos ojos y cada año exilia a una camada de alumnos”. A esta nueva generación instruida de Moscú Herzen la llamará la “elite de la juventud de las provincias”. “La lectura se convirtió en moda  entre los nobles de la provincia. Tener bibliotecas  era un motivo de jactancia (…).  Poseer libros prohibidos  era lo máximo del buen tono. No conozco una sola casa  donde no estuviera la obra de Custine  sobre Rusia, especialmente prohibida por [el zar] Nicolás. Privada de toda acción y bajo la amenaza incesante  de la policía secreta, la juventud se sumergía con tanto más  fervor en la lectura.  La masa de ideas en circulación aumentaba.” Pero será muy contraproducente en el futuro privarle  de toda acción a la juventud. Si ya la instrucción independiente y la literatura eran los únicos medios de poder expresarse, además de  estar bajo la vigilancia constante de la censura, en comparación con la situación de los demás países, en donde, por ejemplo, en Francia, donde había mayores libertades de acción política, en Rusia será el mejor medio que reflejará posteriormente la  voluntad de la juventud de poder superar estos obstáculos. Herzen incluso llega a dudar de que tenga que informarle al público estas ideas por ser consideradas prohibidas, pero para él no mencionarlas, es como si contribuyera a generar la censura  del país que él está acusando: “para hablar de un ruso hay que saberlo bajo tierra o en Siberia. El mutismo sostiene al despotismo y las cosas que no nos atrevemos a decir  sólo existen a medias.”  Subraya “existen” porque era de sobra sabido para la población la situación política y social en que se encontraba Rusia, y existen a medias porque no se dicen abiertamente, públicamente.
A casusa de este nuevo entusiasmo de la nueva generación por adquirir nuevos conocimientos se profundiza aún más la censura y el poder autocrático en Rusia. Herzen nos comenta que este ambiente crea “un espectáculo de servilismo” en el que las clases más altas renegaban de toda relación con las nuevas tendencias, y si la tenían “casi ninguna se atrevía a llevar duelo o a evidenciar su pesar”, dado que la mayoría de la familia aristócrata tenia miembros suyos entre los exiliados.  Dado que el pueblo era espectador indiferente del 14 de diciembre, para todo hombre consiente este espectáculo  era  un resultado terrible –a ojos de Herzen- del divorcio entre la Rusia nacional y la europeizada. La relación con una Rusia europeizada daría mayores libertades políticas y sociales en general; un lazo más estrecho hará que la Rusia nacional adopte formas más avanzadas de gobernar: “todo vínculo activo estaba roto entre ambas partes,  había que reanudarlo pero no se sabía cómo. Maldecían a la civilización hibrida y al pueblo apático. Una tristeza profunda se apoderó del alma de todos los hombres pensantes”.  Y es precisamente en la literatura en donde se encuentra un medio de expresión y un vínculo con la Rusia europeizada ante  la situación  de censura que provocó el 14 de diciembre. Primero en la poesía de  Pushkin: “El canto esplendido y sonoro de Pushkin –dice Herzen- resonaba solo en las planicies de la esclavitud y el tormento. Prolongaba la época pasada, cubría con sus sonidos viriles el presente y enviaba su voz al porvenir lejano. La poesía de Pushkin era un testimonio y un consuelo. Lo poetas que viven en tiempos de desesperación y decadencia no producen estos cantos”.
Pushkin fue uno de los primeros escritores en denunciar, por este medio literario, la situación de su propio país, al igual que Polevoi, a través de su revista Moskovski telegraf. Dice Herzen que “para cada tema sabia encontrar el costado humanitario”. “A pesar de que en esa apoca se escribía poco, la mitad de los hombres de letras estaba en el exilio, la otra callaba.”  
Paralelamente a la actividad de Pushkin cabe destacar la actividad de Polevoi. Puede decirse que él fue un  escritor de la vida pública, que se expresa bajo el ambiente de censura en que estaban sometidos los escritores. De esta manera Herzen destaca la actividad de este escritor: “comenzó a democratizar la literatura rusa, logro hacerla descender  de las alturas aristocráticas y la hizo más popular o, al menos, no tan burguesa. Sus mayores enemigos eran las autoridades literarias a las que atacaba con despiadada ironía. Tenía razón en pensar que toda aniquilación de autoridad es un acto revolucionario y que el hombre que ha sabido emanciparse  de la opresión de los grandes nombres y de las autoridades escolásticas no puede ser enteramente esclavo, ni religioso ni civil.” Aunque puede destacarse la actividad de Polevoi en su enfrentamiento con las autoridades políticas de su tiempo  Herzen recuerda que en realidad estas críticas estaban dirigidas  hacia el poder  del zar. Pero cómo expresar realmente las opiniones sobre  el  poder del zar si no existe medio alguno para poder decir este tipo de opiniones, en donde la censura está presente todo el tiempo. “Hay que reconocer que la censura contribuye poderosamente a desarrollar el estilo y el arte de dominar la palabra”. Herzen  menciona que los escritores tuvieron que crearse una forma de expresarse, con el objetivo de burlar a la cesura. Estos primeros intentos de evadir la censura que Polevoi ya practicaba: “una palabra sobreentendida es más fuerte bajo su velo y siempre transparente para quien quiere comprender. La palabra comprimida concentra más sentido porque se ha agriado. Hablar de modo que el pensamiento sea lucido pero que las palabras sean descifradas  por el lector mismo es la mejor manera de convencer. Los sobreentendidos aumentan la fuerza de la palabra, la desnudez comprime la imaginación. El lector que sabe hasta qué punto el escritor debe mantenerse en guardia  lee con atención, y un secreto vínculo se establece entre él y el autor: uno oculta lo que escribe, el otro lo que comprende.  La censura es también una tela de araña que atrapa a las pequeñas moscas y que los hombres grandes desgarran.”  Era así como el escritor tenía que buscar la manera de exponer sus temas pero al mismo tiempo  procurando no confundir al lector, sino atraerlo a la lectura y a la idea que el autor trataba de transmitir. Cuestión que la censura ignorante pasaba por alto.   
Las revistas  ejercían una influencia considerable  en aquella época en que la opinión estaba vigilada y controlada,  y en donde las  nuevas circunstancias hacían inevitable poder decir nada. Al respecto dice Herzen: “se compraban pocos libros, las mejores poesías y cuentos aparecían en las revistas y era suficiente que apareciera algo extraordinario, un poema de Pushkin o una novela de Gogol, para que se atrajera la opinión de un público  tan disperso como lo es  el de los lectores de Rusia. En efecto, constituye la mejor forma de expandir el conocimiento  en un país tan vasto.” “Revistas como el Telegraf, el Moskovski vestnik,  el Teleskop, la Biblioteka dlia chteniia, los Otechestvennie zapiski y su prolongación natural, el Sovremennik, dejando a un lado sus diversas tendencias, han expandido una cantidad inmensa de conocimientos, de nociones e ideas en los últimos veinte años.” Pero la aparición de estas revistas, algunas  autorizadas y otras operando en  forma clandestina, no hacen sino  “aumenta[r] la persecución al pensamiento”. Y para ejemplificar este ambiente Herzen nos da un ejemplo: “Un estudiante de Moscú, Polezhaiev, ya conocido por sus poesías compuso algunos versos liberales. Sin hacerlo juzgar, Nicolás lo llamó y le ordenó leer frente a él sus versos en voz alta, luego lo abrazó [es decir, le metió unas golpizas] y lo envió como simple soldado a un regimiento, pena absurda que solo podía surgir en el espíritu de un gobierno insensato que toma al ejército ruso como un correccional o una prisión. Ocho años después el soldado  Polezhaiev murió en el hospital militar.” Y destinos similares podían pasarle a todos aquellos que se atrevieran a hablar de liberalismo, aunque  sea en forma poética,  en los únicos medios posibles de ejercer su opinión: la literatura o la poesía.  O podía suceder también como lo ocurrido a Polevoi, que después de haberse enfrentado con las autoridades y ser castigado por su actitud frente a ellas, aparece más tarde en Petersburgo iniciando la publicación de Syn otechestva (El hijo de la patria), sus números, dice Herzen, fueron recibidos dolorosamente por sus viejos compañeros dada su actitud sumisa: “era triste ver a ese luchador audaz, a ese obrero infatigable que había sabido capear los tiempos más difíciles sin desertar de su puesto, transigir con los enemigos desde el momento en que  se le había suspendido la revista”.
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/a/a2/Sovremennik.jpg  Revista el Sovremennik 

Pero Herzen destaca que esta nueva actitud de Polevoi  habría que entenderla como uno de tantos  destinos que le esperaban a aquellos que se enfrentaban a las autoridades,  que no por esta nueva posición   habría que olvidar su mérito de haber iniciado este enfrentamiento. Polevoi  influye  en dos escritores con dos formas distintas de ver la realidad rusa.  Se trata de Senkovski y de Belinsky. El primero, de formación académica, también fue testigo de la atmosfera que se creó sobre los escritores  tras los acontecimientos del 14 de diciembre, sobre su personalidad Herzen nos comenta: “un barniz brillante pero helado, una sonrisa de desdén que ocultaba a menudo el remordimiento, una sed de placer aguijoneada por la incertidumbre que pesaba sobre la suerte  de cada hombre, un materialismo burlón y sin embargo triste, y galanterías forzadas de hombre prisionero”. Belinsky, por su parte “era un representante de la juventud estudiosa de Moscú, mártir de sus dudas y pensamientos, entusiasta, poeta de la dialéctica; contrariado por todo lo que le rodeaba, se consumía en tormentos. Palpitaba de indignación y temblaba de rabia ante el eterno espectáculo de absolutismo ruso”.
Senkovski funda la revista Biblioteka dlia chteniia, la cual comenta Herzen que  “fue leída con avidez en toda Rusia, cosa que jamás ocurre con un periódico o libro escrito desde los intereses del poder”,  y sobre  Severnaia pchela, que era una revista protegida por la policía, “constituía la única tribuna política y no oficial que era tolerada, y eso explica que estuviera en boga.  Pero desde el momento en que los periódicos tuvieron una redacción soportable, la revista fue abandonada por sus lectores. No hubo gloria ni reputación que haya podido soportar el contacto mortal  y envilecedor del gobierno. Todo los que en Rusia leen, detestan el poder. Los que lo quieren no leen o solo leen futilezas francesas”.  De tal forma que si el escritor llegaba a un tipo  de consenso con el mismo gobierno, tarde o temprano el mismo escritor era abandonado por sus mismos lectores, los cuales advertían  de inmediato las condiciones en las que se encontraba el escritor. Lo que los lectores  buscaban era la verdad de las cosas en que se encontraba Rusia para poder actuar en razón del ambiente autocrático y represivo que había  impuesto el propio zar. Esta actitud hacia los escritores también la recibe  Pushkin, quien fue abandonado y olvidado por sus mismos lectores a causa de la publicación de El héroe,  A los calumniadores de Rusia y El aniversario de Borodino. La primera que hacía alusión a Nicolás I  y las dos últimas poesías eran de carácter político. Y lo mismo le sucede a Gogol, quien cae en el más profundo desprecio a causa de la publicación de Trozos escogidos  de la correspondencia con los amigos. O por el contrario, la revista el Teleskop, tuvo que ser suspendida por la publicación de la Carta de Chadaiev, en donde se criticaba a la aristocracia desde un punto de vista idealista y filocatólico. Sobre esta Carta de Chadaiev Herzen comenta: en su Pasado y pensamientos: “¡Qué poca cosa parecen dos  o tres páginas publicadas en una revista mensual! Sin embargo, tal era la fuerza de un discurso pronunciado en voz alta, tan poderosa era la palabra en un país callado y sin habito de dialogar libremente, que la Carta de Chadaiev conmocionó  a toda la Rusia pensante”, y en este artículo de que se hace el resumen: “el valor de su significación está en el lirismo de una indignación austera que nos sacude y deja una impresión penosa y prolongada. Al autor se le ha reprochado su dureza; sin embargo, es lo que tiene más mérito. Si se nos trata con delicadeza pronto olvidamos nuestra situación: estamos demasiado  habituados a distraernos de medio de las paredes de la cárcel”; o cuando Herzen la ve como un reflejo de la desesperación de los escritores: “un grito de dolor y estupefacción recibió a este artículo. Horrorizo  e hirió  incluso  a los que compartían sus ideas. Sin embargo no hizo más que enunciar lo que vagamente se agitaba  en el ánimo de cada uno de nosotros. ¿Quién no ha tenido momentos de cólera en que ha odiado a este país  al ver que solo responde con tormentos a todas las aspiraciones generosas del hombre? ¿Quién no ha deseado alejarse para siempre de esta prisión que ocupa la cuarta parte  del globo terrestre, de este imperio monstruo donde cada comisario  de policía es un soberano y el soberano un comisario de policía coronado? ¿Quién de nosotros no se ha dejado llevar para olvidar este infierno de hielo, para obtener algún momento de ebriedad  y distracción?”, aunque Herzen menciona que habría que valorar todos estos momentos de desesperación  y no  ceder lo que han pagado demasiado caro. Esta firmeza y honradez que Herzen le atribuye a los escritores en no dejarse corromper, por las autoridades, no podía caber en personalidades como Venevitinov, quien era de personalidad débil, y quien no sabía adecuarse a las exigencias que la misma época exigía a los escritores, “era necesario estar habituado desde la infancia a ese infierno áspero y continuo aclimatarse a las dudas insolubles, a las verdades más amargas, a su propia debilidad, a los insultos de todos los días.”
Para Herzen   esta carta rompe el silencio  que había provocado los acontecimientos del 14 de diciembre.   Este silencio se había prolongado por 10 años. Y partir de su publicación  iniciara una tradición o forma literaria diferente a la anterior.  Los primeros ejemplos que encuentra Herzen sobre el inicio de esta nueva época son el canto de Oneguin “que aparecía después de 1825 y se hacía más y más profundo”, la poesía de Lermontov y de Voltzov. Lermontov es llevado al Cáucaso –donde muere en 1841-  a causa de la publicación de una oda en donde condena las intrigas que acaban con la muerte de  Pushkin. Al respecto Herzen se pregunta: “¿Quién es entonces ese monstruo que se llama Rusia que necesita tantas víctimas y que no deja a sus hijos más que la triste alternativa de perderse moralmente en un medio antipático que niega todo lo que existe de humano o los obliga a morir al comienzo de su vida?”.  Sobre Voltzov  se puede destacar la diferencia que maraca su poesía y canciones al lado de las “monstruosidades” producidas en tiempos de Catalina II. Voltzov es para Herzen “un hijo del pueblo” y en su poesía “se encuentra esa melancolía, que es su rasgo característico, esa desconsoladora tristeza, ese deslumbramiento vital”. 
En cuanto a la prosa de aquella época Herzen menciona que la obra de Gogol es la que marca la diferencia entre la producida por otros países, es decir, que se  puede considerar como auténticamente rusa, y por tanto la que destaca después de los acontecimientos del 12 de diciembre. Sobre los temas que trata Gogol en sus primeros relatos y novelas pasa “de los pequeños rusos y cosacos a  los rusos, deja de lado al pueblo y se detiene en sus dos enemigos más encarnizados: el funcionario y el señor. Nunca nadie antes que él hizo sobre el chinovnik (oficial) ruso un curso tan completo de anatomía patológica. La comedia de Gogol  El inspector y su novela Almas muertas  son una terrible confesión  de la Rusia contemporánea”. A pesar de que el emperador Nicolás tomo con risa la representación de la comedia el autor dijo que “la comedia no solamente era muy risible sino que también muy triste “que hay  lagrimas calientes de tras de su sonrisa”.
Con el hecho de destacar las principales producciones literarias, sus diferentes matices y posiciones, así como las bases sobre las cuales fueron creadas estas opiniones de la época posterior a los acontecimientos del 12 de diciembre  Herzen  busca  una explicación que aclare la voluntad, o no, del pueblo por ir a favor o en contra de las condiciones sociales en las que se encuentra.  Que  recurra a la descripción del contenido de las novelas de Gogol o  la poesía de Lermontov, etc. es porque en la literatura, como ya se ha dicho,  fue el único medio de poder expresarse.  Aunque para Herzen ninguno de los  escritores que analiza  dan una solución o una salida al problema. Aunque “era demasiado temprano para irse, parecía que aún quedaban almas vivas detrás de las almas muertas”, y es hasta la “década notable” de  1840 cuando la “controversia pasa de la  literatura a la sociedad”.  En este nuevo escenario la controversia se define por el paneslavismo moscovita y el europeísmo ruso.  La cual ya definía y necesitaba que los escritores apoyaran, explícitamente, posiciones  políticas muy diferentes.