Herzen sobre la
opinión publica en Rusia. Resumen de “Literatura y la opinión pública después
del 14 de diciembre de 1825”.
En lo particular es de suma
importancia traer a recuerdo las observaciones de Herzen sobre la opinión
pública. Herzen fue uno de los escritores que dio abiertamente un panorama de
la importancia del trabajo literario y escrito
en su país, ya que a diferencia de los demás países europeos, las libertades políticas y sociales estaban
muy limitadas para la sociedad. Y porque, para poder desarrollar su trabajo propagandístico,
tuvo que hacerlo desde el extranjero, dadas las condiciones limitadas en que se
encontraban los escritores que decidían quedarse dentro de Rusia. Herzen fue
uno de los primeros escritores que pudo, a través de su trabajo en el
extranjero, publicar opiniones sobre la situación rusa que verdaderamente reflejaban las inquietudes
del que escribía, y en donde podía
expresar abiertamente sus opiniones sobre el sistema político, sobre los campesinos, y sobre los primeros movimientos
que surgían a raíz del movimiento decembrista.
Trato, para las condiciones en que se encontraban los escritores de la época,
de no caer en manos de la misma censura.
Después de los acontecimientos
del 14 de diciembre de 1825 en Rusia,
las libertades tanto políticas como sociales y culturales serán
limitadas paulatinamente por el gobierno del zar. Se trata de las rebeliones
campesinas que tenían como fin la abolición de la servidumbre, la libertad
política del campesino, la distribución de la tierra y, en general, la
necesidad de librarse de un peso que la nobleza ya no podía seguir cargando. La
nobleza no solo apoyó desde sus inicios este movimiento sino que lo llevó hasta
sus últimas consecuencias. La nobleza fue aquella parte de la sociedad que
empezó, dirigió y dio fin a este
movimiento campesino.
El gobierno de este periodo,
encabezado por el zar Nicolás I, crearía
sobre la vida política, y en especial
sobre la opinión pública, un ambiente
puramente despótico. Al principio dirigido contra los iniciadores del
movimiento y, posteriormente, contra todo aquel que se le ocurriera opinar
sobre dicha situación. Todo aquel comprende desde estudiantes, escritores, hasta aquellos que ocupaban importantes
cargos en su administración. Tales eran
las bases sobre las que se formaría la opinión pública de aquel periodo, siempre por la firmeza de quienes de atrevían
a opinar. La reacción que caería sobre aquella parte de la población que se
encontraba ajena materialmente a la
situación, es decir, a las clases más bajas,
debió haber sido todavía mayor. Herzen comenta
cuál era el ambiente que se vivía en aquel periodo en el que el
despotismo empezó a hacer acto de presencia en las capas altas de la
administración:
“La guardia participó entonces de la situación de la aristocracia, los
mejores oficiales estaban exiliados, otros abandonaron el servicio por no poder
soportar el tono grosero e impertinente
introducido por Nicolás. Los lugares
vacíos se iban llenado con soldados o ayudantes de cuartel y picadero.
Los oficiales decayeron en la estima de la sociedad y la sotana se puso a la
cabeza. (…) El cuartel y la
cancillería se habían transformado en los puntales de la ciencia política de
Nicolás. (…) Pobreza de pensamiento
gubernamental, prosaico absolutismo y despreciable trivialidad: la forma más
simple y más brutal del despotismo.”
Nicolás I
había creado una oficina de espionaje –la Tercera Sección- dirigida contra todos aquellos que tomaban la
iniciativa de publicar sus opiniones en revistas o periódicos independientes.
Aunque también aquellos que tenían el permiso de la censura, no estaban del todo exentos a ser
suspendidos. En aquella época la tercera sección de la policía era la
encargada de llevar a cabo estas acciones. En la mayoría de las veces sus
acusados eran estudiantes o escritores. “Frente a esa oficina o tribunal
–formado por el conde Benkendorf, y con la cual se metía en todo lo relativo a la vida pública- la
civilización aparecía a veces representada en la persona de algún literato o
estudiante al que se exiliaba o encerraba en la fortaleza y que bien pronto era
remplazado por otro”.
Las nuevas generaciones que
habían tomado la decisión de opinar sobre la situación de su país, ante estas
circunstancias, tuvieron que trabajar de forma oculta o secreta a las
autoridades del gobierno del zar. Aunque el pueblo se mantenía alejado de la
esfera pública no significaba que no tuviera conciencia de su propia situación,
principalmente porque en la vida
campesina, en donde los trabajadores se encontraban bajo el régimen de
servidumbre, se comienzan a introducir
cambios en su organización. “la injusticia de la servidumbre y el latrocinio de los
funcionarios públicos se le vuelven cada
vez más insoportables. El gobierno ha perturbado la calma de la comuna (obshina)
con la organización forzada de los
trabajos”. Se introduce la policía rural en las comunidades, lo que había
provocado, paralelamente, la presencia
de insurrecciones, como expresión
de desacuerdo con los nuevos cambios. “los procesos contra
incendiarios, asesinos de señores e insurrecciones de campesinos, aumentaron en
gran proporción. La inmensa población de disidentes protesta. Explotada,
oprimida por el clero y la policía, está bien lejos de aliarse al
gobierno”. Pero Herzen menciona que
estas insurrecciones de los campesinos no se comunicaban abiertamente a toda
la sociedad, solo unos cuantos sabían de la existencia del
problema y en general todo el pueblo quedaba ignorante ante la ola de masacres a los campesinos insurrectos. Herzen dice: “Poca gente sabe lo
que ocurre debajo del manto con que el gobierno
recubre los cadáveres, las manchas de sangre, las ejecuciones militares, diciendo con
hipocresía que no hay no sangre ni cadáveres. ¿Qué sabemos de los
incendiarios de Simbirsk, de la masacre
de los señores organizada
simultáneamente por un grupo de
poblaciones; qué de los levantamientos parciales que han estallado cuando se
introdujo la nueva administración con Kiselev; qué de las insurrecciones de Kazan, de Viatka, de
Tambov, donde ha habido necesidad de recurrir a cañones?”. Estos levantamientos
que quedaron desconocidos por la población fueron llevados a cabo por las capas
más bajas de la nobleza. Pero de lo que hay que rescatar de estas experiencias,
dice Herzen, es el papel que ha de jugar la opinión pública: “como toda forma
de educación, la propaganda tiene poco brillo cuando no puede mostrarse
ostensiblemente”.
Herzen le daba una importancia a la difusión de la información, a la comunicación por medio escrito, aunque esto tuviera que enfrentar a los escritores, estudiantes, con las autoridades que se encargaban de acallarlos. La opinión pública tenía la tarea de introducir en el escenario político los intereses de las clases más bajas. Y esta era una terea que tenían que cumplir, según Herzen, las personas más capaces y preparadas de Rusia de aquella época.
Herzen le daba una importancia a la difusión de la información, a la comunicación por medio escrito, aunque esto tuviera que enfrentar a los escritores, estudiantes, con las autoridades que se encargaban de acallarlos. La opinión pública tenía la tarea de introducir en el escenario político los intereses de las clases más bajas. Y esta era una terea que tenían que cumplir, según Herzen, las personas más capaces y preparadas de Rusia de aquella época.
La literatura pasará a tener un
papel muy importante a causa de la actitud que toma el gobierno del zar
frente a los acontecimientos del 12 de diciembre, que reflejan un malestar
político, influirá y penetrara en la
sociedad aún más fuerte que en tiempos anteriores. Tendrá un tono liberal y propagandístico,
siempre en la medida en que la censura se lo permita. Por la nueva importancia
que toma la literatura, ésta hará que la educación y la lectura en general
pasen a ser un centro de atracción muy fuerte e intenso para el pueblo: “la sed
de instrucción se apropia de toda la nueva generación, las escuelas civiles o
militares, los gimnasios, los liceos, se atestan de alumnos.” Generalmente se trata
de hijos de padres pobres y donde más se
puede observar esta “sed de instrucción” es en la Universidad de Moscú: “el
emperador la detesta, la mira con malos ojos y cada año exilia a una camada de
alumnos”. A esta nueva generación instruida de Moscú Herzen la llamará la “elite de la juventud de las provincias”.
“La lectura se convirtió en moda entre
los nobles de la provincia. Tener bibliotecas
era un motivo de jactancia (…).
Poseer libros prohibidos era lo
máximo del buen tono. No conozco una sola casa
donde no estuviera la obra de Custine
sobre Rusia, especialmente prohibida por [el zar] Nicolás. Privada de
toda acción y bajo la amenaza incesante
de la policía secreta, la juventud se sumergía con tanto más fervor en la lectura. La masa de ideas en circulación aumentaba.”
Pero será muy contraproducente en el futuro privarle de toda acción a la juventud. Si ya la
instrucción independiente y la literatura eran los únicos medios de poder
expresarse, además de estar bajo la
vigilancia constante de la censura, en comparación con la situación de los
demás países, en donde, por ejemplo, en Francia, donde había mayores libertades
de acción política, en Rusia será el mejor medio que reflejará posteriormente
la voluntad de la juventud de poder
superar estos obstáculos. Herzen incluso llega a dudar de que tenga que
informarle al público estas ideas por ser consideradas prohibidas, pero para él
no mencionarlas, es como si contribuyera a generar la censura del país que él está acusando: “para hablar
de un ruso hay que saberlo bajo tierra o en Siberia. El mutismo sostiene al
despotismo y las cosas que no nos atrevemos a decir sólo existen
a medias.” Subraya “existen” porque era
de sobra sabido para la población la situación política y social en que se
encontraba Rusia, y existen a medias porque no se dicen abiertamente,
públicamente.
A casusa de este nuevo entusiasmo
de la nueva generación por adquirir nuevos conocimientos se profundiza aún más
la censura y el poder autocrático en Rusia. Herzen nos comenta que este
ambiente crea “un espectáculo de servilismo” en el que las clases más altas renegaban
de toda relación con las nuevas tendencias, y si la tenían “casi ninguna se
atrevía a llevar duelo o a evidenciar su pesar”, dado que la mayoría de la
familia aristócrata tenia miembros suyos entre los exiliados. Dado que el pueblo era espectador indiferente
del 14 de diciembre, para todo hombre consiente este espectáculo era un
resultado terrible –a ojos de Herzen- del divorcio entre la Rusia nacional y la
europeizada. La relación con una Rusia europeizada daría mayores libertades políticas
y sociales en general; un lazo más estrecho hará que la Rusia nacional adopte
formas más avanzadas de gobernar: “todo vínculo activo estaba roto entre ambas
partes, había que reanudarlo pero no se
sabía cómo. Maldecían a la civilización hibrida y al pueblo apático. Una
tristeza profunda se apoderó del alma de todos los hombres pensantes”. Y es precisamente en la literatura en donde
se encuentra un medio de expresión y un vínculo con la Rusia europeizada
ante la situación de censura que provocó el 14 de diciembre. Primero
en la poesía de Pushkin: “El canto
esplendido y sonoro de Pushkin –dice Herzen- resonaba solo en las planicies de
la esclavitud y el tormento. Prolongaba la época pasada, cubría con sus sonidos
viriles el presente y enviaba su voz al porvenir lejano. La poesía de Pushkin
era un testimonio y un consuelo. Lo poetas que viven en tiempos de
desesperación y decadencia no producen estos cantos”.
Pushkin fue uno de los primeros
escritores en denunciar, por este medio literario, la situación de su propio
país, al igual que Polevoi, a través de su revista Moskovski telegraf. Dice Herzen que “para cada tema sabia encontrar
el costado humanitario”. “A pesar de que en esa apoca se escribía poco, la
mitad de los hombres de letras estaba en el exilio, la otra callaba.”
Paralelamente a la actividad de
Pushkin cabe destacar la actividad de Polevoi. Puede decirse que él fue un escritor de la vida pública, que se expresa
bajo el ambiente de censura en que estaban sometidos los escritores. De esta
manera Herzen destaca la actividad de este escritor: “comenzó a democratizar la
literatura rusa, logro hacerla descender
de las alturas aristocráticas y la hizo más popular o, al menos, no tan
burguesa. Sus mayores enemigos eran las autoridades literarias a las que
atacaba con despiadada ironía. Tenía razón en pensar que toda aniquilación de
autoridad es un acto revolucionario y que el hombre que ha sabido
emanciparse de la opresión de los
grandes nombres y de las autoridades escolásticas no puede ser enteramente
esclavo, ni religioso ni civil.” Aunque puede destacarse la actividad de
Polevoi en su enfrentamiento con las autoridades políticas de su tiempo Herzen recuerda que en realidad estas
críticas estaban dirigidas hacia el
poder del zar. Pero cómo expresar
realmente las opiniones sobre el poder del zar si no existe medio alguno para
poder decir este tipo de opiniones, en donde la censura está presente todo el
tiempo. “Hay que reconocer que la censura contribuye poderosamente a
desarrollar el estilo y el arte de dominar la palabra”. Herzen menciona que los escritores tuvieron que
crearse una forma de expresarse, con el objetivo de burlar a la cesura. Estos primeros intentos de evadir la censura que
Polevoi ya practicaba: “una palabra sobreentendida es más fuerte bajo su velo y
siempre transparente para quien quiere comprender. La palabra comprimida
concentra más sentido porque se ha agriado. Hablar de modo que el pensamiento
sea lucido pero que las palabras sean descifradas por el lector mismo es la mejor manera de
convencer. Los sobreentendidos aumentan la fuerza de la palabra, la desnudez
comprime la imaginación. El lector que sabe hasta qué punto el escritor debe
mantenerse en guardia lee con atención,
y un secreto vínculo se establece entre él y el autor: uno oculta lo que
escribe, el otro lo que comprende. La
censura es también una tela de araña que atrapa a las pequeñas moscas y que los
hombres grandes desgarran.” Era así como el escritor tenía que buscar la
manera de exponer sus temas pero al mismo tiempo procurando no confundir al lector, sino
atraerlo a la lectura y a la idea que el autor trataba de transmitir. Cuestión
que la censura ignorante pasaba por alto.
Las revistas ejercían una influencia considerable en aquella época en que la opinión estaba
vigilada y controlada, y en donde las nuevas circunstancias hacían inevitable poder
decir nada. Al respecto dice Herzen: “se compraban pocos libros, las mejores
poesías y cuentos aparecían en las revistas y era suficiente que apareciera
algo extraordinario, un poema de Pushkin o una novela de Gogol, para que se atrajera
la opinión de un público tan disperso
como lo es el de los lectores de Rusia.
En efecto, constituye la mejor forma de expandir el conocimiento en un país tan vasto.” “Revistas como el Telegraf, el Moskovski vestnik, el Teleskop, la Biblioteka dlia chteniia, los Otechestvennie
zapiski y su prolongación natural, el Sovremennik,
dejando a un lado sus diversas tendencias, han expandido una cantidad inmensa
de conocimientos, de nociones e ideas en los últimos veinte años.” Pero la
aparición de estas revistas, algunas
autorizadas y otras operando en
forma clandestina, no hacen sino “aumenta[r]
la persecución al pensamiento”. Y para ejemplificar este ambiente Herzen nos da
un ejemplo: “Un estudiante de Moscú, Polezhaiev, ya conocido por sus poesías compuso
algunos versos liberales. Sin hacerlo juzgar, Nicolás lo llamó y le ordenó leer
frente a él sus versos en voz alta, luego lo
abrazó [es decir, le metió unas golpizas] y lo envió como simple soldado a
un regimiento, pena absurda que solo podía surgir en el espíritu de un gobierno
insensato que toma al ejército ruso como un correccional o una prisión. Ocho
años después el soldado Polezhaiev murió
en el hospital militar.” Y destinos similares podían pasarle a todos aquellos
que se atrevieran a hablar de liberalismo, aunque sea en forma poética, en los únicos medios posibles de ejercer su
opinión: la literatura o la poesía. O
podía suceder también como lo ocurrido a Polevoi, que después de haberse
enfrentado con las autoridades y ser castigado por su actitud frente a ellas,
aparece más tarde en Petersburgo iniciando la publicación de Syn otechestva (El hijo de la patria),
sus números, dice Herzen, fueron recibidos dolorosamente por sus viejos
compañeros dada su actitud sumisa: “era triste ver a ese luchador audaz, a ese
obrero infatigable que había sabido capear los tiempos más difíciles sin
desertar de su puesto, transigir con los enemigos desde el momento en que se le había suspendido la revista”.
Revista el Sovremennik
Revista el Sovremennik
Pero Herzen destaca que esta
nueva actitud de Polevoi habría que
entenderla como uno de tantos destinos
que le esperaban a aquellos que se enfrentaban a las autoridades, que no por esta nueva posición habría que olvidar su mérito de haber iniciado
este enfrentamiento. Polevoi
influye en dos escritores con dos
formas distintas de ver la realidad rusa.
Se trata de Senkovski y de Belinsky. El primero, de formación académica,
también fue testigo de la atmosfera que se creó sobre los escritores tras los acontecimientos del 14 de diciembre,
sobre su personalidad Herzen nos comenta: “un barniz brillante pero helado, una
sonrisa de desdén que ocultaba a menudo el remordimiento, una sed de placer
aguijoneada por la incertidumbre que pesaba sobre la suerte de cada hombre, un materialismo burlón y sin
embargo triste, y galanterías forzadas de hombre prisionero”. Belinsky, por su
parte “era un representante de la juventud estudiosa de Moscú, mártir de sus
dudas y pensamientos, entusiasta, poeta de la dialéctica; contrariado por todo
lo que le rodeaba, se consumía en tormentos. Palpitaba de indignación y
temblaba de rabia ante el eterno espectáculo de absolutismo ruso”.
Senkovski funda la revista Biblioteka dlia chteniia, la cual
comenta Herzen que “fue leída con avidez
en toda Rusia, cosa que jamás ocurre con un periódico o libro escrito desde los
intereses del poder”, y sobre Severnaia
pchela, que era una revista protegida por la policía, “constituía la única
tribuna política y no oficial que era tolerada, y eso explica que estuviera en
boga. Pero desde el momento en que los
periódicos tuvieron una redacción soportable, la revista fue abandonada por sus
lectores. No hubo gloria ni reputación que haya podido soportar el contacto
mortal y envilecedor del gobierno. Todo
los que en Rusia leen, detestan el poder. Los que lo quieren no leen o solo
leen futilezas francesas”. De tal forma
que si el escritor llegaba a un tipo de
consenso con el mismo gobierno, tarde o temprano el mismo escritor era
abandonado por sus mismos lectores, los cuales advertían de inmediato las condiciones en las que se
encontraba el escritor. Lo que los lectores
buscaban era la verdad de las cosas en que se encontraba Rusia para
poder actuar en razón del ambiente autocrático y represivo que había impuesto el propio zar. Esta actitud hacia
los escritores también la recibe
Pushkin, quien fue abandonado y olvidado por sus mismos lectores a causa
de la publicación de El héroe, A los
calumniadores de Rusia y El
aniversario de Borodino. La primera que hacía alusión a Nicolás I y las dos últimas poesías eran de carácter
político. Y lo mismo le sucede a Gogol, quien cae en el más profundo desprecio
a causa de la publicación de Trozos
escogidos de la correspondencia con los
amigos. O por el contrario, la revista el Teleskop, tuvo que ser suspendida por la publicación de la Carta de Chadaiev, en donde se criticaba
a la aristocracia desde un punto de vista idealista y filocatólico. Sobre esta Carta de Chadaiev Herzen comenta: en su Pasado y pensamientos: “¡Qué poca cosa
parecen dos o tres páginas publicadas en
una revista mensual! Sin embargo, tal era la fuerza de un discurso pronunciado
en voz alta, tan poderosa era la palabra en un país callado y sin habito de
dialogar libremente, que la Carta de
Chadaiev conmocionó a toda la Rusia
pensante”, y en este artículo de que se hace el resumen: “el valor de su significación
está en el lirismo de una indignación austera que nos sacude y deja una impresión
penosa y prolongada. Al autor se le ha reprochado su dureza; sin embargo, es lo
que tiene más mérito. Si se nos trata con delicadeza pronto olvidamos nuestra situación:
estamos demasiado habituados a
distraernos de medio de las paredes de la cárcel”; o cuando Herzen la ve como
un reflejo de la desesperación de los escritores: “un grito de dolor y
estupefacción recibió a este artículo. Horrorizo e hirió
incluso a los que compartían sus
ideas. Sin embargo no hizo más que enunciar lo que vagamente se agitaba en el ánimo de cada uno de nosotros. ¿Quién
no ha tenido momentos de cólera en que ha odiado a este país al ver que solo responde con tormentos a
todas las aspiraciones generosas del hombre? ¿Quién no ha deseado alejarse para
siempre de esta prisión que ocupa la cuarta parte del globo terrestre, de este imperio monstruo
donde cada comisario de policía es un
soberano y el soberano un comisario de policía coronado? ¿Quién de nosotros no
se ha dejado llevar para olvidar este infierno de hielo, para obtener algún
momento de ebriedad y distracción?”,
aunque Herzen menciona que habría que valorar todos estos momentos de
desesperación y no ceder lo que han pagado demasiado caro. Esta
firmeza y honradez que Herzen le atribuye a los escritores en no dejarse
corromper, por las autoridades, no podía caber en personalidades como
Venevitinov, quien era de personalidad débil, y quien no sabía adecuarse a las
exigencias que la misma época exigía a los escritores, “era necesario estar
habituado desde la infancia a ese infierno áspero y continuo aclimatarse a las
dudas insolubles, a las verdades más amargas, a su propia debilidad, a los
insultos de todos los días.”
Para Herzen esta carta rompe el silencio que había provocado los acontecimientos del
14 de diciembre. Este silencio se había
prolongado por 10 años. Y partir de su publicación iniciara una tradición o forma literaria
diferente a la anterior. Los primeros
ejemplos que encuentra Herzen sobre el inicio de esta nueva época son el canto
de Oneguin “que aparecía después de
1825 y se hacía más y más profundo”, la poesía de Lermontov y de Voltzov. Lermontov
es llevado al Cáucaso –donde muere en 1841-
a causa de la publicación de una oda en donde condena las intrigas que
acaban con la muerte de Pushkin. Al respecto
Herzen se pregunta: “¿Quién es entonces ese monstruo que se llama Rusia que
necesita tantas víctimas y que no deja a sus hijos más que la triste
alternativa de perderse moralmente en un medio antipático que niega todo lo que
existe de humano o los obliga a morir al comienzo de su vida?”. Sobre Voltzov se puede destacar la diferencia que maraca su poesía
y canciones al lado de las “monstruosidades” producidas en tiempos de Catalina
II. Voltzov es para Herzen “un hijo del pueblo” y en su poesía “se encuentra
esa melancolía, que es su rasgo característico, esa desconsoladora tristeza,
ese deslumbramiento vital”.
En cuanto a la prosa de aquella época
Herzen menciona que la obra de Gogol es la que marca la diferencia entre la
producida por otros países, es decir, que se
puede considerar como auténticamente rusa, y por tanto la que destaca después
de los acontecimientos del 12 de diciembre. Sobre los temas que trata Gogol en
sus primeros relatos y novelas pasa “de los pequeños rusos y cosacos a los rusos, deja de lado al pueblo y se
detiene en sus dos enemigos más encarnizados: el funcionario y el señor. Nunca
nadie antes que él hizo sobre el chinovnik
(oficial) ruso un curso tan completo de anatomía patológica. La comedia de Gogol
El inspector y su novela Almas muertas son una terrible confesión de la Rusia contemporánea”. A pesar de que el
emperador Nicolás tomo con risa la representación de la comedia el autor dijo
que “la comedia no solamente era muy risible sino que también muy triste “que
hay lagrimas calientes de tras de su sonrisa”.
Con el hecho de destacar las principales
producciones literarias, sus diferentes matices y posiciones, así como las
bases sobre las cuales fueron creadas estas opiniones de la época posterior a
los acontecimientos del 12 de diciembre Herzen busca una
explicación que aclare la voluntad, o no, del pueblo por ir a favor o en contra
de las condiciones sociales en las que se encuentra. Que recurra a la descripción del contenido de las
novelas de Gogol o la poesía de Lermontov,
etc. es porque en la literatura, como ya se ha dicho, fue el único medio de poder expresarse. Aunque para Herzen ninguno de los escritores que analiza dan una solución o una salida al problema. Aunque
“era demasiado temprano para irse, parecía que aún quedaban almas vivas detrás de
las almas muertas”, y es hasta la “década notable” de 1840 cuando la “controversia pasa de la literatura a la sociedad”. En este nuevo escenario la controversia se
define por el paneslavismo moscovita y el europeísmo ruso. La cual ya definía y necesitaba que los
escritores apoyaran, explícitamente, posiciones políticas muy diferentes.